- Así lo ha aprobado hoy la Junta de Gobierno Local a propuesta del alcalde, Antonio Rodríguez Osuna, quien ha presentado un amplio informe elaborado por los Cronistas Oficiales: José María Álvarez Martínez, Fernando Delgado Rodríguez y José Luis Mosquera Müller que se unen a la petición que ya realizara la Asociación de Amigos del Ferrocarril
- El informe recoge que en la actualidad hay ya declarados del orden de un centenar de edificios de estructura metálica (11 estaciones, 12 mercados, 36 edificios mineros, 12 puentes y 6 fábricas) y el Puente de Hierro de Mérida “tiene mérito sobrados para encontrarse en esa lista”
- De entre los puentes de tipo americano en la península, el de Mérida, con 136 años de antigüedad, era uno de los más largos y, en la actualidad, es el único que continúa prestando el mismo servicio para el que fue proyectado
La “Mérida quiere proteger y destacar su Puente de Hierro como un emblema del desarrollo del ferrocarril en la historia de España siendo una infraestructura única que aún conserva el uso por el que fue creado hace más de 100 años”, así lo explica el alcalde de Mérida, Antonio Rodríguez Osuna, quien ha llevado a la Junta de Gobierno Local la propuesta para que el Puente de Hierro sea declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de monumento. Una propuesta que culmina las peticiones de la Asociación de Amigos del Ferrocarril y los cronistas oficiales de la ciudad, José María Álvarez Martínez, Fernando Delgado Rodríguez y José Luis Mosquera Müller.
La propia Junta de Gobierno Local ha aprobado emitir dicha solicitud con un amplio informe elaborado por los cronistas. Informe que destaca que Mérida es aún hoy, una ciudad nodal, cruce de diversos caminos que, a través de puentes, salvan sendos cursos de agua: el río Guadiana y el arroyo del Albarregas.
Como explican los Cronistas Oficiales son cuatro los puentes principales con los que la ciudad cuenta, aparte de otros pequeños puentes, dos de ellos son obras significativas de la ingeniería romana en hormigón y sillería en piedra; otro puente es el denominado “Puente Nuevo”, proyectado a mediados del pasado siglo por uno de los más insignes ingenieros españoles del siglo XX, Carlos Fernández Casado, obra singular dentro de los puentes de hormigón en masa erigidos en la postguerra. Por último, se encuentra el más reciente, el “Puente Lusitania”, inaugurado en 1991, obra del ingeniero Santiago Calatrava y que se halla en la nómina de los puentes de tablero de hormigón prefabricado con arco de acero monumental que vuela sobre aquel.
Pues bien, entre todos esos puentes, se encuentra el que los emeritenses conocemos como “Puente de Hierro”, “una infraestructura que forma parte consustancial del paisaje urbano local desde hace 136 años y del cual los cronistas de Mérida nos han trasladado a la Corporación Municipal la necesidad de que le sea incoado expediente como Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento”, destaca el alcalde.
De la propuesta aprobada en Junta de Gobierno se incide en que el XIX fue un siglo de grandes transformaciones, entre ellas en la arquitectura y la ingeniería. Sobre todo, esta última hizo uso del hierro y el acero en la búsqueda de soluciones para las sociedades en desarrollo y así fue hasta que el hormigón, a comienzos del siglo XX, tomó el relevo como principal material constructivo.
Entre la década de los sesenta y los ochenta del siglo XIX, a través de un complejo mecanismo de concesiones del Estado a compañías privadas, se trazaron las principales líneas ferroviarias que surcaban la región y que discurrían hacia Madrid, Lisboa o Sevilla. El paso de Guadiana, un río de ancho cauce y aguas mansas pero de avenidas temibles y sorpresivas, obligaba ineludiblemente a que, fuera cual fuera la traza a su paso por Mérida, el ferrocarril tuviera que superar tanto el río Guadiana como el arroyo Albarregas a través de puentes.
En otras ocasiones, como es el caso del Puente de Hierro de Mérida, si bien el proyecto de la fábrica se debe a un español (Eduardo Peralta) las piezas del tramo metálico fueron diseñadas y fabricadas en el extranjero. El alcalde ha resaltado, del informe de los Cronistas que “entre los puentes de tipo americano en la península, el de Mérida era uno de los más largos y, en la actualidad, es el único que continúa prestando el mismo servicio para el que fue proyectado”, ha subrayado Rodríguez Osuna.
Características
Los 11 tramos de hierro proyectados eran independientes entre sí, presentando una altura de 6,40m, dejando un espacio libre de 4m entre los cuchillos laterales para el paso de los trenes. Para sustentar el tramo metálico se diseñaron 10 pilas y 2 estribos. Las pilas miden 5 m. de ancho y 2,30 m. de grosor y están compuestas por tres cuerpos, añadiéndose un zócalo en aquellas pilas en las que hubo serios problemas para asentar sus cimientos sobre rocas consistentes.
Como anécdota se cuenta que tercera pila “se ganó con justicia” ser apodada “La Millonaria” por los operarios y los emeritenses que seguían, con interés, las obras. Para su asiento hubo que profundizar una zanja de hasta 20 metros. El puente tiene una longitud de 605 metros.
En la ejecución de los trabajos no estuvo de forma permanente Peralta, en su lugar, como jefe de obra, la responsabilidad de la construcción del puente corrió a cargo de don William Finch Featherstone, ingeniero inglés. Las pruebas tuvieron lugar el 14 de diciembre de 1883. El 16 de enero de 1885 se inaugura el Ferrocarril Mérida-Sevilla.
“El Puente de Hierro es uno de los escasos puentes del XIX que no ha sido modificado en lo sustancial desde su construcción”, resalta Rodríguez Osuna quien se suma al análisis de los cronistas aseverando que “resulta increíble que un puente que ha cumplido 139 años necesite, tan sólo, un pintado general. Sin embargo, el ser obra relativamente reciente y su carácter funcional puede dar lugar a que no se la valore justamente”.
El Puente de Hierro de Mérida es el monumento que recuerda al primer desarrollismo local y regional.
Los Cronistas en su informe aprobado en Junta de Gobierno afirman que el Puente de Hierro es algo más que una “señera obra” de ingeniería ferroviaria y parte consustancial del paisaje urbano, también se ha integrado en la cotidianeidad de los emeritenses. “Por ejemplo, fue el atajo que, con grave riesgo, usaron cientos de empleados del Matadero Industrial para sortear el Guadiana sin tener que dar una vuelta de kilómetros desde el Puente Romano para llegar al trabajo”, exponen.
En la actualidad hay ya declarados del orden de un centenar de edificios de estructura metálica (11 estaciones, 12 mercados, 36 edificios mineros, 12 puentes y 6 fábricas) “y el Puente de Hierro de Mérida tiene mérito sobrados para encontrarse en esa lista”, destaca Rodríguez Osuna.
La Asociación de Amigos del Ferrocarril solicitó al ayuntamiento la declaración BIC de este puente, a la que se suman los Cronistas Oficiales y la Junta de Gobierno del ayuntamiento de Mérida.
Antonio Rodríguez Osuna: