El delegado de Urbanismo Rafael España ha asistido hoy en Cáceres a las I Jornadas sobre “La Función Social del Patrimonio”, organizadas por el Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad (GCPH), en las que se ha puesto en valor la dimensión social del patrimonio histórico como herramienta de integración.
En dichas Jornadas, inauguradas por la subdirectora general de Protección del Patrimonio Histórico del ministerio de Cultura, Elisa de Cabo, y la alcaldesa de Cáceres y presidenta de la comisión de Patrimonio del GCPH, Elena Nevado, se ha incidido en que los cascos históricos y patrimoniales “son un foco de atracción, de encuentro y de diversidad en el que nadie se siente ajeno” porque sigue conservando la mezcla y diversidad social que no tienen otros barrios o ciudades surgidos con los nuevos tiempos.
En este sentido, la regidora cacereña ha destacado que “los enclaves patrimoniales son una herramienta fundamental para regenerar el tejido social de las ciudades y de integración para las personas y colectivos más vulnerables o en riesgo de exclusión”, por lo que ha defendido las intervenciones y acciones vinculando patrimonio y colectivos sociales.
Por su parte, la subdirectora general del Patrimonio Histórico ha incidido en la misma línea de que el Patrimonio puede cumplir una importante función social ya que con él “podemos construir comunidad a través del patrimonio y que sirva como herramienta de integración social para los colectivos más vulnerables”.
“Ciudades+humanas, Patrimonio+Social”
En este marco de las Jornadas sobre “La Función Social del Patrimonio” se ha presentado un estudio, impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y realizado por Amaya Herrero de Jáuregui, bajo la denominación de “Ciudades+humanas, Patrimonio+ social: Propuestas para el uso del patrimonio urbano como herramienta de integración social”. Dicho trabajo propone una dimensión social del patrimonio urbano para que sirva como herramienta de integración a la población local, a través de las actividades de difusión del patrimonio.
El trabajo parte de la base de que las ciudades que se proponen del urbanismo contemporáneo han generado, con frecuencia, barrios zonificados, debilitando la cohesión social. En contraposición, señala la autora del libro, los centros históricos constituyen la seña de identidad de la ciudad, albergando los hitos de la memoria colectiva, por lo que, “ante la fractura social” defiende la regeneración del tejido social a través de actividades en torno a su patrimonio que integren a los más vulnerables y para lo que se ha estudiado las acciones realizadas en las 15 ciudades que pertenecen al Grupo de Ciudades Patrimonio de la Humanidad.
Así, como conclusiones y para lograr unas “ciudades más humanas, un patrimonio más social” el estudio presentado hoy en Cáceres incide en la necesidad de tres ejes de actuación: Uno primero en el que se adapten las actuaciones futuras a las urgencias sociales detectadas en cada ciudad, identificando a los colectivos vulnerables. Una segunda para fomentar la cooperación entre administraciones públicas, empresas privadas, tercer sector e instituciones culturales para ofrecer actividades que faciliten esa cohesión social. Por último, fomentar el intercambio de experiencias en este campo, entre los municipios.
En las jornadas han participado importantes expertos en distintas áreas vinculadas a la integración social para ofrecer ejemplos concretos de cómo se ha trabajado en las 15 ciudades del GCPH como ha sido el caso del casco histórico de Toledo o las rutas patrimoniales para reclusos de Segovia, entre otros.