La delegada de Igualdad, Ana Aragoneses, y la de Diversidad Funcional y Educación, Susana Fajardo, han presentado las medidas y acciones que se van a llevar a cabo en materia de Igualdad y Diversidad en el Carnaval Romano 2020.
De un lado, Fajardo ha señalado que se “ha adaptado la publicación del programa del Carnaval a un formato de fácil lectura que, una vez más, se podrá descargar, desde la web del ayuntamiento”. De igual forma se ha instalado bucle magnético en el Palacio de Congresos “para que las personas sordas puedan disfrutar del concurso de agrupaciones”.
“El pregón de carnaval, que, como todos conocemos lo ofrecerán este año Los Morancos, contará, como en años anteriores, con intérprete de lengua de signos”. Además, el sábado 22, a las 12 horas, en la carpa de la Plaza de España, tendrá lugar una actividad de cuentacuentos titulada ‘Disfrazando cuentos hechos a mano’ en la que los componentes de ‘El gato al agua’ nos invitan a disfrutar en familia de una actividad que también es accesible a personas sordas.
Asimismo, los usuarios de Plena Inclusión Mérida se están encargando de realizar la Sardina que desfilará por las calles de la ciudad en la despedida de la fiesta, el Martes de Carnaval. Por último, se repartirán en la plaza tres mil caretas para grandes y pequeños diseñadas a partir del la nueva imagen corporativa del ayuntamiento.
Desde la Delegación de Igualdad de Género, Ana Aragoneses ha dado a conocer algunas recomendaciones “a tener en cuenta en el momento de elegir los disfraces”. “La hipersexualización de la infancia se define como la sexualización de las expresiones, posturas o códigos de la vestimenta considerados como demasiado precoces, significa representar a niñas y niños, como personas adultas en miniatura; para ello reciben estímulos inapropiados para su edad, en el caso de las niñas se les adelanta la infancia, se promueve el estereotipo de niña-mujer con las perjudiciales consecuencias que ello conlleva.
Esto hace que se las cosifique, resaltando cualidades superficiales y tratándolas como objetos sexuales perpetuando así estereotipos de género que clasifican a mujeres y hombres con etiquetas sociales: las primeras como seres dependientes, preocupadas por la estética y la belleza, por los cuidados, tareas del hogar y a los segundos por la agresividad, el mundo profesional, el dominio o la resolución de problemas”. “Así, en muchos casos podemos hablar de disfraces infantiles y juveniles hipersexualizados, disfraces de profesiones, súper heroínas y princesas que aparecen ceñidas y con minifaldas; el envoltorio o los catálogos con las fotos de dichos disfraces muestran a las niñas posando y no en actitud de juego”.
Como señala Aragoneses, “esto trae consigo que se refuercen los estereotipos machistas, se enseña a las niñas y chicas jóvenes a preocuparse en exceso por su estética, a ser personas objeto; lo cual es el caldo de cultivo de la violencia machista”.
Así recomienda que “los disfraces sean flexibles y creativos, rompiendo así los estereotipos asignados a mujeres y hombres y adaptados a la edad; el ideal sería poder conseguir precisamente que nuestras criaturas no asuman sin más los roles de género establecidos, sino que puedan cuestionarlos y decidir libremente de qué manera quiere expresarse”.
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Declaraciones en la rueda de prensa: