El equipo de gobierno del Ayuntamiento de Mérida, con motivo del Día de la Constitución, que se celebra mañana día 6, manifiesta:
Conmemoramos el treinta y siete aniversario de la Constitución Española de 1978, Carta Magna con la que nos dotamos todos los españoles a sí mismos, como marco jurídico y democrático de diálogo, de concordia y de convivencia entre todos y para todos.
En dicho texto quedaron recogidas de manera clara y concisa nuestras libertades, así como la articulación del estado en una organización territorial basada en la autonomía de municipios, provincias y comunidades autónomas, rigiendo entre ellos el principio de solidaridad, concretándose y protegiéndose, desde la pluralidad y diversidad de nuestra sociedad, las distintas sensibilidades de los diferentes pueblos que conforman España.
Fue la Constitución de 1978 la que hizo cristalizar la voluntad del pueblo español por convertirse en una nación moderna, con la ley como utensilio único para derribar los muros del inmovilismo. Fue el de entonces un periodo excepcional de la vida española, aunque hoy pudiera parecer que no le diga nada a gran parte de la sociedad que no lo vivió, o que lo conoce solo de referencias.
Y fue excepcional porque aquella fue una de las etapas más brillantes de nuestra reciente historia, en la que, con la generosidad de todos, se hizo posible instaurar la Monarquía parlamentaria en este país, la reconciliación entre los españoles, la recuperación de las libertades y el periodo más largo de paz, prosperidad, y desarrollo que hemos vivido en los dos últimos siglos.
La sociedad, que estaba en aquel tiempo ansiosa de reformas y de cambios, fue capaz de ponerse de acuerdo para que lo que parecía la aventura de las libertades, llegase a buen puerto. Y desde entonces, nuestras vidas sufrieron un drástico cambio que derivó y ha derivado en una normalización democrática que no se había producido en la historia española de los años anteriores.
Los españoles fuimos capaces de entender en aquella coyuntura que la unión era vital, el arma más poderosa frente a una nueva época que nacía entonces.
Pero hoy, muchos años después, la unidad de todos los españoles vuelve a ser una urgencia nacional. “Unidos y pacíficos” es como los españoles de todos los tiempos han superado guerras y conflictos. “Unidos y pacíficos”, -decía ya la Constitución de 1812-, es como se conquistan derechos y libertades…
Hoy a nadie se le oculta que la situación es distinta. Los ciudadanos están alejados de sus gobernantes y representantes, y los políticos debemos reaccionar con iniciativas que mejoren la vida democrática, lograr la recuperación de la economía y reforzar la cohesión nacional.
Porque hoy ya no somos ese país que estrena su naciente democracia. Hoy nos hemos acostumbrado a vivir con la rutina de la política, hemos conocido los peligros que amenazan la libertad, como la crisis económica o la efervescencia nacionalista, pero a pesar de ello tenemos la obligación de continuar adelante apelando siempre al diálogo y sobre todo, al consenso
Los españoles han manifestado y expresado su decepción con el modo en que están funcionando las instituciones, pero ese desapego no lo es con la democracia ni con los partidos políticos actuales, sino con su modo de organizarse y actuar. Los españoles no son antisistema, pero sí quieren una renovación del sistema político actual y exigen a los partidos que revitalicen lo ya existente. No quieren aventuras ni experimentos, sólo desean un retorno al diálogo, al pacto y a la negociación, que muchos siguen asociando aún con esa época de la Transición en que el país comenzó a ser moderno.
Hoy más que nunca se hace necesario que todos reivindiquemos la Constitución Española como norma fundamental del estado, como punto de partida y de encuentro también, para perseverar y mejorar en nuestra convivencia democrática y en la lucha por las conquistas sociales.
No hay ninguna duda que nos queda por delante un arduo camino por recorrer. Todos juntos. Conscientes que todo es y debe ser manifiestamente mejorable pero, al mismo tiempo, sabedores de que sólo mediante el pacto, el compromiso, la solidaridad de unos para con otros, seremos capaces de avanzar y de estar a la altura de lo que la ciudadanía nos demanda.
Sólo desde la democracia, a través del diálogo, con un espíritu de concordia similar al que esgrimimos hace ahora treinta y siete años, estaremos en condiciones de conseguir los logros que todos sinceramente anhelamos.
Mérida, 6 de diciembre de 2015