Cada año cientos de trasatlánticos llegan cargados con miles de turistas a los muelles de la ciudad croata de Dubrovnik, la Perla del Adriático. Pero pocos de esos turistas conocen que, tras las colinas en las que se asienta esta hermosa ciudad, se encuentra un tranquilo valle que en septiembre de 1991 se convirtió en el centro de operaciones del Ejército Nacional Yugoslavo y los chetniks (paramilitares serbios y montenegrinos) durante el asedio a la turística ciudad costera, y el lugar donde comenzaron los primeros disparos de la guerra de Bosnia i Herzegovina. Esas colinas que hoy separan BiH de Croacia siguen siendo, 20 años después del fin de la guerra, un gigantesco campo de minas antipersona que ahora sirve para frenar la inmigración ilegal y el contrabando.
Lucas Garra, en esta exposición fotográfica, muestra la vida de los vecinos de Popovo Polje que vivieron en primera persona el conflicto armado que desfragmentó definitivamente la antigua Yugoslavia. Campesinos, ganaderos, soldados, viudas, mutilados, mendigos, estudiantes, contrabandistas, desminadores… son algunos de los muchos protagonistas de este trabajo fotodocumental que ha culminado con la publicación, el 28 de mayo de 2015, del libro que comparte título con esta exposición, coincidiendo con el XX aniversario de la firma de los acuerdos de paz en Dayton que pusieron fin a la guerra “física” en el país.
Se puede visitar, hasta el 20 de noviembre, en el Centro Cultural de la Fundación Caja Badajoz en horario de 19 a 21 horas de lunes a viernes.