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Salud Sexual

La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2006a) define la Salud Sexual como “un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad”

Y, enfatiza, en que requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia.

También, para que la Salud Sexual se logre y se mantenga, los Derechos Sexuales de todas las personas deben ser respetados, protegidos y ejercidos a plenitud.

La Educación Sexual Integral (ESI) es una herramienta indispensable para la Salud Sexual, pues el desconocimiento de cuestiones relacionadas con la sexualidad y mitos o creencias erróneas sobre las mismas, guardan una estrecha relación con problemas de salud, de relación interpersonal y/o de la calidad de vida de la población.

Sin duda, sin Salud Sexual no puede haber Salud Mental.

CONTENIDOS:

1. Los derechos sexuales y el Día Mundial de la Salud Sexual
2. La aparición y desarrollo de la identidad sexual y de género
3. La importancia de la educación para el desarrollo de una sexualidad saludable
4. Sexualidad y Discapacidad
5. Derechos sexuales y Discapacidad

1. Los derechos sexuales y el Día Mundial de la Salud Sexual

¿Qué es el Día mundial de la Salud Sexual y por qué es importante?

La Salud Sexual se define como un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad, que requiere un enfoque positivo y respetuoso, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia (OMS, 2002).

El Derecho a la Salud es un derecho fundamental y, por lo tanto, la Salud Sexual también es un derecho fundamental. La Salud Sexual no puede obtenerse ni mantenerse sin Derechos Sexuales, los cuales, son un componente integral de los Derechos Humanos básicos y, por consiguiente, son inalienables y universales (Salud sexual para el Milenio. Declaración y Documento Técnico. Minneapólis. World Association for Sexual Health-WAS. 2008).

El Día Mundial de la Salud Sexual es una celebración global que funciona sobre una base voluntaria y hasta la fecha tenemos informes de más de 40 países participantes, que han sido publicados en la página oficial WAS Global Facebook del Día Mundial de la Salud Sexual.

La Asociación Mundial para la Salud Sexual-WAS con el objetivo de generar una mayor conciencia social alrededor del mundo, sobre la importancia de conseguir una salud sexual plena para todas las personas y en defensa de la Declaración de los Derechos Sexuales de la WAS, promueve junto a sus miembros y las organizaciones relacionadas con la Salud Sexual, gubernamentales y ONGs, la celebración cada 4 de septiembredesde 2010, el Día Mundial de la Salud Sexual (DMSS).

Objetivos del Día Mundial de la Salud Sexual

Promover la Salud Sexual comprende diferentes acciones individuales y colectivas como son: promover la responsabilidad social para la salud, expandir los valores de la salud y aumentar la capacidad de las personas y de las comunidades para el autocuidado (concepto de empoderamiento).

El empoderamiento se considera la piedra angular de la mejora de la Salud Sexual individual y colectiva, pero no es posible un empoderamiento sin una implicación real de las personas en su proceso de autocuidado y, a su vez, no es posible una comunidad comprometida con su salud sin una identidad y objetivos compartidos (Resende, S. 2008).

Para asegurar el desarrollo de una sexualidad saludable y exenta de malestar, riesgos, sufrimiento, culpa y vergüenza, los Derechos Sexuales deben ser reconocidos, promovidos, respetados, protegidos y defendidos por todas las sociedades con todos los medios a su alcance (Hurtado Murillo F, Pérez Conchillo M, Rubio-Aurioles E, Coates Rosemary, Coleman E, Corona Vargas E,Mazín R y Horno Goicoechea P. 2011).

En 2010, WAS solicitó a todas sus organizaciones miembros que cada 4 de septiembre celebraran el Día Mundial de la Salud Sexual (DMSS), en un esfuerzo para promover una mayor conciencia social sobre la Salud Sexual en todo el mundo, alentando una discusión abierta y respetuosa sobre sexualidad y promoviendo el derecho de las personas a expresar su sexualidad de una manera sana y responsable. Esta iniciativa ha contado con el apoyo de la OMS.

Necesitamos un paso más, como es pedir el reconocimiento formal del 4 de septiembre por parte de los gobiernos de cada país y de la Organización de las Naciones Unidas. Ya se ha conseguido en el Estado de Jalisco (México), en la provincia argentina de El Chaco y por el gobierno de Portugal recientemente.

Actividades del Día Mundial de la Salud Sexual

Para conseguir el objetivo, los organizadores de los países han adoptado actividades en las escuelas, universidades, los medios de comunicación, hospitales, centros de salud, bibliotecas, universidades, plazas públicas, salas de arte, grupos de teatro, asociaciones de pacientes, ONGs y plataformas en línea, entre otros.

Lemas del Día Mundial de la Salud Sexual

Desde 2010, cada año, se ha utilizado un lema diferente en la búsqueda del objetivo mencionado:

  • En 2010 el lema fue “¡Hablemos de ello!
  • En 2011 el lema fue «La salud sexual de los jóvenes: derechos y responsabilidades compartidas»
  • En 2012 el lema fue «En un mundo diverso, salud sexual para todos»
  • En 2013 el lema fue “Para lograr la salud sexual, ¡escoge tus derechos sexuales y tómate una foto!”
  • En 2014 el lema fue “La salud sexual: El bienestar de la sexualidad”.
  • En 2015 el lema fue “La justicia es un derecho humano fundamental para alcanzar la salud sexual”
  • En 2016 el lema fue “La salud sexual: ¡Rompamos mitos!”
  • En 2017 el lema fue “Vinculación e intimidad. Una posibilidad para todas las personas”
  • En 2018 el lema fue “La Salud sexual y los Derechos sexuales son fundamentales para el bienestar”
  • En 2019 el lema fue “Educación en sexualidad para todos. Un puente para alcanzar la salud sexual”
  • En 2020 el lema fue “El placer sexual en tiempos de COVID-19”
  • En 2021 el lema fue “Enciéndalo: la salud sexual en el mundo digital”
  • En 2022 el lema fue ¡Hablemos del placer!
  • En 2023 el lema es “Consentimiento”.

El placer sexual es la satisfacción y disfrute físico y/o psicológico derivado de experiencias eróticas compartidas o solitarias, incluyendo pensamientos, fantasías, sueños, emociones y sentimientos. La autodeterminación, el consentimiento, la seguridad, la privacidad, la confianza y la capacidad de comunicarse y negociar relaciones sexuales, son factores clave para que el placer contribuya a la salud y el bienestar sexual

2. La aparición y desarrollo de la identidad sexual y de género

A partir del nacimiento, se dan una serie de fenómenos como el sexo de asignación y crianza, la autoidentidad sexual, los patrones y comportamientos sexuales, junto a la asignación de género que culmina en la adquisición y permanencia de la identidad sexual y de género.

La identidad de género es un juicio de autoclasificación como hombre o mujer basado en aquellos aspectos qué, a lo largo de la historia, han ido conformando culturalmente al hombre y a la mujer.

1. Periodo preescolar

La adquisición y desarrollo de la identidad sexual y de género, sigue secuencias evolutivas que están en relación con la edad. Esta temporalidad está determinada tanto por los procesos bio-fisiológicos y cognitivos subyacentes a ellos como por el diseño socio-cultural de la vida en una sociedad determinada.

A partir del año y medio, los niños y las niñas empiezan a mostrar intereses y juegos tipificados socialmente según el sexo. Hacia los dos años se autoclasifican como niño o como niña y a partir de los tres años recurren frecuentemente al rótulo de su identidad para aceptar o rechazar juegos, actividades, gestos, vestidos etc.

Los niños y las niñas durante todo el periodo preescolar pueden rechazar a quienes hacen cosas consideradas como propias del otro sexo y, asimismo, hay una tendencia a formar lazos más estrechos con quienes consideran del mismo sexo.

Tanto los niños como las niñas no distinguen entre los elementos determinantes de la identidad sexual (diferencias biológicas) y los contenidos de la identidad de género (asignaciones culturales). Si hay contradicción entre ambas, dan prioridad a las características de género.

2. Niñez intermedia y adolescencia

En este periodo tiene lugar un triple proceso interrelacionado y cuyo resultado es una adquisición más madura de la identidad sexual y de género:

  • a) Mejor conocimiento y, a la vez, menor consistencia de los estereotipos de género.
  • b) Adquisición de la permanencia de la identidad sexual y de género.

Para considerar adecuadamente adquirida la permanencia de la identidad sexual y de género es necesario que los niños y las niñas sean conscientes de que:

  1. No se puede cambiar de identidad por propia voluntad.
  2. La identidad es estable a lo largo del tiempo.
  3. La identidad es consistente a pesar de los cambios en la apariencia o en la actividad y esta consistencia depende en definitiva de la permanencia de los genitales como órganos que definen, más que ningún otro atributo, la identidad.

Antes de los cuatro o cinco años, los niños y las niñas admiten con facilidad que su identidad podría cambiar si así lo desean, especialmente cuando sean mayores.

Entre los cinco y seis años el 80% de los niños y niñas adquieren un cierto grado de constancia, pero les cuesta mantener su creencia en la conservación de la identidad si se les hace la sugestión contraria.

Sólo entre los seis y ocho años resisten la presión de la sugestión contraria, manteniéndose firmes en la afirmación de que serán niños o niñas toda la vida.

Pero aun en este período no hacen depender la identidad sexual de los genitales, sino más bien de características propias del rol de género, por lo que ni puede decirse que distingan entre identidad sexual y de género, ni tampoco que la adquisición de la permanencia haya alcanzado su madurez.

Solamente cuando hacen depender la identidad de las diferencias anatómicas básicas y relativizan la dependencia de características superficiales fácilmente cambiables y de las actividades asignadas socialmente, puede considerarse culminado el proceso.

  • c) Adquisición de la diferenciación entre identidad sexual y de género.

Se hace referencia a la distinción entre la anatomía corporal básica, especialmente genitales y los elementos ornamentales (vestidos, adornos, etc.,) y las actividades asignadas socialmente.

Las niñas y los niños entre los ocho-nueve años dan prioridad a las diferencias anatómicas y relativizan los elementos de la identidad de género si entran en conflicto con los anteriores.

En los años de la adolescencia este proceso se hace más consistente pudiendo relativizar de forma más amplia los contenidos de la identidad de género.

3. La importancia de la educación para el desarrollo de una sexualidad saludable

Entre los derechos sexuales, se encuentra el derecho a la educación integral en sexualidad mediante una información basada en el conocimiento científico que permita el uso del resto de derechos sexuales. No tenemos instintos, de modo que tenemos que aprender por observación, imitación y por medio de la educación.

Durante la infancia y la adolescencia se desarrollan diversos aspectos de la sexualidad: la identidad sexual y de género, la orientación sexual, el erotismo y la vinculación afectiva. También pueden aparecer preocupaciones si no hay una educación en sexualidad con bases científicas o se sufren situaciones de maltrato, acoso o discriminación por pertenecer a minorías sexuales o a culturas con valores altamente restrictivos asociados al patriarcado.

La educación para la sexualidad ha de ser un elemento obligatorio de la educación para lograr el desarrollo óptimo desde la primera infancia.

Los Estados, como garantes del cumplimiento de los derechos humanos, están obligados a tomar las medidas necesarias y suficientes para garantizar la educación en sexualidad en el marco del sistema educativo.

No es una opción de los Estados ni de los padres/madres o tutores legales de los/as menores negarse a que la reciban ni eximirse de la responsabilidad que les corresponde de fomentarla e impartirla (Hurtado Murillo y Pérez Conchillo, 2011).

¿Por qué persisten los mitos en sexualidad?

La educación en sexualidad siempre ha estado ligada a las emociones, sentimientos, creencias y valores.

Los modelos educativos son diversos y coincidentes generando desigualdad y los podemos dividir en aquellos que se basan en modelos tradicionales, donde hay información y educación basada en hechos heredados, pero no siempre correcta. Frente a estos están los modelos basados en la evidencia que se basa en hechos probados.

También los medios educativos son diversos y generan desigualdad. Por un lado, están los medios no formales que son sustento de los valores culturales (familia, medios de comunicación, iguales de edad) y los medios formales con unos materiales reglados y una metodología educativa (sistema educativo y sistema sanitario).

Por consiguiente, no todas las personas tienen la posibilidad de recibir información correcta dado que hay personas que se educan solamente con medios no formales y entres quienes se educan con medios formales también hay desigualdad, puesto que hay colegios laicos y colegios religiosos que inculcan valores diferentes y hay personas educadoras dentro de cada tipo de colegios con distintos tipos de valores.

Obstáculos para la educación en sexualidad en el ámbito educativo

  • La escasa formación de los y las docentes con respecto a la transmisión adecuada de conocimientos en sexualidad.
  • La carencia de capacidad pedagógica de los y las profesionales de la salud y la posibilidad de trabajar interdisciplinariamente en el ámbito educativo.
  • La postura de algunos padres y madres que se niegan a que sus hijos reciban educación en sexualidad en los centros educativos.
  • La dificultad de los y las adolescentes para hablar con la población adulta de estos temas.
  • La enorme influencia de la tecnología de la información en la población joven que les permite acceder a todo tipo de información de forma inmediata, pero con riesgos de no discriminar.
  • Preocupación y desconcierto en los adultos por las dificultades para comprender y controlar el uso que las nuevas generaciones realizan con las tecnologías.

Educación sexual integral (ESI)

La educación integral en sexualidad (ESI) es un proceso que se basa en un currículo para enseñar y aprender acerca de los aspectos cognitivos, emocionales, físicos y sociales de la sexualidad.

Su objetivo es preparar a niños, niñas y jóvenes con conocimientos, habilidades, actitudes y valores que los empoderarán para: realizar su salud, bienestar y dignidad; desarrollar relaciones sociales y sexuales respetuosas; considerar cómo sus elecciones afectan su propio bienestar y el de los demás y entender cuáles son sus derechos a lo largo de la vida y asegurarse de protegerlos (UNESCO).

Los países reconocen en sus leyes cada vez más la importancia de dotar a niñas, niños y adolescentes de conocimientos y habilidades para hacer elecciones responsables en sus vidas. Educación que debería ser realizada tanto por las instituciones educativas cómo por los organismos públicos, particularmente en un contexto en el que tienen una mayor exposición a materiales sexualmente explícitos a través de internet y otros medios de las tecnologías de la información y de la comunicación.

Características de la ESI

  • Es una educación que se imparte en entornos formales y no formales
  • Es una educación científicamente precisa, actualizada, basada en hechos y evidencias.
  • Es gradual con un proceso educativo continuo que comienza a edad temprana.
  • Es adecuada a cada edad y etapa del desarrollo. El contenido responde a las necesidades y capacidades cambiantes a medida que la persona crece y acepta la diversidad del desarrollo adaptando los contenidos.
  • Se hace con base a un currículo escrito que orienta a educadores/as para apoyar el aprendizaje.
  • Proporciona información integral precisa, con base en la evidencia y adecuada a cada edad sobre sexualidad en toda la gama de temas del desarrollo de la sexualidad.
  • Con base en un enfoque de derechos humanos.
  • Con base en la igualdad de género.
  • Relevante en relación con la cultura y adecuada al contexto.
  • Transformativa al empoderar a las personas y comunidades.
  • Capaz de desarrollar las aptitudes necesarias para apoyar elecciones saludables.

Estándares para la educación sexual (OMS)

  • La educación para la sexualidad debe ajustarse a la edad de la persona, según el nivel de desarrollo y comprensión, cultura, sensibilidad social y género.
  • La educación para la sexualidad debe basarse en los derechos humanos.
  • La educación para la sexualidad debe basarse en un concepto global de bienestar, que incluya la salud.
  • La educación para la sexualidad debe estar firmemente basada en la igualdad de género, la autodeterminación y la aceptación de la diversidad.
  • La educación para la sexualidad debe de comenzar desde el nacimiento.
  • La educación para la sexualidad debe hacerse entender como una contribución hacia una equitativa sociedad que empodere a los individuos y a las comunidades.
  • La educación para sexualidad tiene que estar basada en una correcta información con bases científicas.

Educación para la sexualidad con bases científicas. (Documento de consenso de Madrid).

  • Impartir educación sexual integral a nivel escolar.
  • Integrar la educación sobre sexualidad en el currículo de las instituciones de educación.
  • Proveer educación sexual a personas con discapacidades mentales y físicas.
  • Dar acceso a la educación sexual integral a los grupos especiales de la población: personas reclusas, inmigrantes, minorías, personas refugiadas y personas recluidas en instituciones.
  • Integrar a los medios de comunicación de masas en los esfuerzos para impartir y promover la educación sexual con bases científicas.

Conclusiones

  1. Trabajar la educación en sexualidad en todos los niveles educativos y edades, en distintos grupos poblacionales con enfoque en diversidad, inclusividad y equidad, potencia unas relaciones más igualitarias y un empoderamiento de las personas.
  2. Promocionar la salud sexual en los distintos colectivos poblacionales y visibilizar los colectivos minoritarios reduce la discriminación y la estigmatización, mejora la igualdad social, reduce las violencias estructurales y culturales y optimiza la solución de los conflictos de forma consensuada, mejorando la autoestima y la calidad de vida.
  3. Aumentar la información basada en evidencia, favorece las actitudes positivas y la toma de decisiones, optimizando las elecciones educativas y relacionales.

Referencias

  • Hurtado Murillo, F, Pérez Conchillo, M. Educación para la sexualidad con bases científicas. Documento de consenso de Madrid. 2011.
  • Orientaciones técnicas internaciones sobre educación en sexualidad. Un enfoque basado en la evidencia. UNESCO, 2018.
  • Estándares para la educación sexual en Europa. Oficina regional para Europa de la OMS y centro federal para la educación en salud BZgA. Colonia. 2010

4. Sexualidad y Discapacidad

Hasta hace pocos años, la idea que se tenía de la sexualidad y de la actividad sexual, descartaba que las personas con discapacidad/diversidad funcional, tuvieran necesidades sexuales y disfrutasen de esta dimensión humana cómo las demás personas.

              Al tener una discapacidad física, sensorial, cognitiva o mental, se les negaba toda posibilidad de resolver sus necesidades afectivas y sexuales, por lo que conseguir que no se despertara la necesidad sexual y controlar sus manifestaciones de forma represiva era considerado lo más adecuado.

              Hoy en día la sociedad aún no reconoce abiertamente la sexualidad de las personas con discapacidad/diversidad funcional, la necesidad de recibir educación sexual o información sobre sexualidad. Los derechos sexuales, la dignidad, la libertad y el libre desarrollo de la personalidad, son aspectos a proteger y facilitar en todos los grupos sociales y especialmente en los más vulnerables. El importante incremento en la población de personas con alguna discapacidad o diversidad funcional, hace indispensable tomarlas en consideración. Nos encontramos ante personas que muchas veces dependen de sus cuidadores principales o viven en centros, con poca libertad para tomar decisiones y ejercer sus derechos sexuales y reproductivos si fuera posible. La renuncia al ejercicio de su actividad sexual solamente puede ser fruto de una decisión propia y libremente tomada desde la educación y el conocimiento, nunca una imposición generada por parte de otras personas.

              Las discapacidades representan actualmente en nuestra sociedad un ámbito de intervención social prioritario para mejorar a estos sectores de población con más necesidades por cubrir. Por otro lado, nuestra sociedad muestra aún una gran incomprensión ante de las manifestaciones afectivas y sexuales de las personas con discapacidad, sin admitirlas como naturales y necesarias, por lo que se generan situaciones de desigualdad en relación a quienes se catalogan como «normales» y sí se les permiten.

              Las personas con una discapacidad/diversidad funcional, son como las demás y no tienen una «sexualidad diferente». Todas las personas somos sexuadas por naturaleza, es decir tenemos un sexo genital (vulva y vagina o pene y testículos), unas hormonas sexuales (estrógenos, testosterona), cromosomas sexuales (XX, XY) y unas características secundarias que se manifiestan en unas diferencias corporales visibles (más pecho o más altura, caderas redondeadas o músculos más desarrollados, tono de voz diferente…), con capacidad de comunicarnos, reír, llorar, gustar y gustarnos, atraer, expresarnos a través de nuestros sentimientos, pensamientos y acciones, dar y recibir placer por medio de nuestros sentidos, oído, gusto, tacto, olfato; sentir y expresar nuestra sexualidad independientemente de que falle un órgano, un sentido o la pérdida de la capacidad de caminar o de hablar. Somos capaces de vivir nuestra sexualidad, porque la sexualidad es inherente a la condición humana, por todo ello a lo largo de todo el ciclo vital, tenemos similares necesidades interpersonales(tabla 1).

Tabla 1. Necesidades interpersonales y consecuencias de su carencia

Seguridad emocional y autoestimaSoledad emocional y baja estima
Red de igualesSoledad social y falta de oportunidades
Intimidad afectiva sexualSoledad sensorial, vínculos de pareja y placer sexual

Fuente: López Sánchez F. (2008)

Generalmente las personas con discapacidad/diversidad funcional tienen sobreprotección por parte de los cuidadores principales que, en muchos casos, forman parte de su familia, como padres, hermanos, abuelos… y esto hace que sus relaciones sociales sean muy reducidas limitándose al contexto educativo y familiar. También es frecuente que carezcan de cierto grado de intimidad y que las limitaciones de la discapacidad, y de la falta de apoyos sociales, no permitan o dificulten la posibilidad de conocer y estar con personas a solas, lo que impide cualquier posibilidad de poder satisfacer sus necesidades de intimidad sexual.

Con frecuencia las personas con discapacidad son menos reprimidas en el contacto corporal y en el caso de las personas con discapacidad visual, más táctiles. Es frecuente que el único recurso que a veces tienen sea la autosatisfacción, una actividad que les ayuda en sus las necesidades de excitación, placer e incluso de orgasmo, pero no la necesidad que todo ser humano tiene de contacto e intimidad sexual con otras personas.

El problema de la doble discriminación se da cuando es la mujer la que tiene la discapacidad/diversidad funcional. La norma que aún marca la sociedad para poder desarrollar libremente nuestra sexualidad es la de ser «aptos» y la situación material de las mujeres con discapacidad como «personas asexuales» en el modelo sexual tradicional, crea «invisibilidad social y cancelación de la feminidad». El que una mujer con necesidades especiales no entre en los cánones de belleza estándares, hace que las diferencias físicas y/o intelectuales las conviertan en poco atractivas y deseables en algunos contextos sociales y aumente la dificultad para establecer relaciones sexuales.

Otro problema que han de afrontar estas personas, es el reconocimiento de su orientación sexual. Si en nuestra sociedad reconocer una orientación sexual diferente a la heterosexual es difícil, en las personas con discapacidad de orientación lésbica, gay, transexual o bisexual (LGTBQ+) las dificultades sociales, van a ser múltiples. Por ello es importante plantearse el tema de la sexualidad en la discapacidad desde una perspectiva amplia, con el reconocimiento de ser sexuadas y con un gran abanico de posibilidades para disfrutar de su sexualidad.

5. Derechos sexuales y Discapacidad

La sexualidad debe desarrollarse plenamente en las personas, aunque estas no estén en plenitud de facultades físicas, psíquicas o sensoriales. Para poder entender cómo la sexualidad puede verse afectada en las personas con discapacidad es necesario conocer su clasificación (Figura 1). La severidad de la discapacidad interfiere en la sexualidad del individuo, siempre en relación con el tipo de discapacidad y la gravedad propia de ésta. Cada tipo de discapacidad puede manifestarse con una intensidad diferentes, desde muy leve a muy severa y/o profunda y una persona puede tener varias discapacidades simultáneamente.

En 1972 y posteriormente en 1995, el Dr. Chigier,médico rehabilitador, en un Congreso Mundial de Rehabilitacióndescribió los derechos sexuales de las personas con necesidades físicas especiales:

  1. Derecho a la propiedad de su cuerpo.
  2. Derecho a tener privacidad e intimidad.
  3. Derecho a recibir información, educación y acceso a los servicios de ayuda sobre sexualidad.
  4. Derecho a relacionarse con sus iguales y a las manifestaciones sexuales propias de su edad.
  5. Derecho a explorar su cuerpo y descubrir sus posibilidades de placer sexual.
  6. Derecho a expresarse sexualmente.
  7. Derecho a formar pareja.
  8. Derecho a elegir el estado civil que más le convenga.

Como se ha ido comentado, la finalidad es profundizar en los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad/diversidad funcional como sujetos de derecho a gozar de una sexualidad saludable, que tiene su base en unas relaciones e interacciones sexuales satisfactorias y gratificantes en el seno de la negociación, el consenso y la igualdad entre las personas, a través del derecho a la educación sexual, recogido por diferentes instituciones y asociaciones nacionales como el Instituto Clínico Extremeño de Sexología (ICEXS), ANSSYD (Asociación Nacional de Salud Sexual y Discapacidad), FESS (Federación española de sociedades de sexología),ONG Sexólogos sin Fronteras, entre otras, e internacionalescomo la WAS (World Asociation for Sexual Health), la IPPF (Internacional PlannedParenthoodFederation), etc., que remarcan especialmente la inclusión de las personas con algún tipo de dependencia por edad, discapacidad o enfermedad.

La agenda 2030 recoge los Objetivos de Desarrollo Sostenible 3 y 5 que enfatizan y priorizan asegurar una vida sana, la promoción del bienestar en todas las edades y la igualdad de géneros desde una perspectiva dirigida a dar voz y protagonismo a todas las mujeres y las niñas, proponiendo su capacitación en cuestiones de género, con la intencionalidad de: “garantizar el acceso universal a la salud sexual y reproductiva con el libre acceso a estos servicios de salud y reproductiva, con la inclusión de la planificación familiar, información y educación, y su integración en las estrategias y los programas nacionales, ya acordados en el Programa de Acción de la Conferencia Internacional sobre la Población y el Desarrollo y la Plataforma de Acción de Beijing.”.

Figura 1: Clasificación de las discapacidades. FUENTE: Fundación ADECCO

La declaración aprobada por la Asamblea General de la Asociación Mundial de Sexología en el 14º Congreso Mundial de Sexología, celebrado en el año 1997 en Valencia, recogía los derechos sexuales de las personas como derechos universales basados en la libertad, dignidad e igualdad inherentes a todos los seres humanos. Estos derechos podrán ser impulsados por la propia persona con discapacidad, pero es importante que sean emprendidos por los tutores y por el personal docente y sanitario que los atiende. Los profesionales de la salud tienen, en este caso, un rol importante ya que de ellos depende no solo valorar si las conductas sexuales de las personas con discapacidad son correctas sino también ofrecer apoyo, ayuda, educación y la orientación que precisen.

LEGISLACIÓN EN MATERIA DE DERECHOS SEXUALES Y REPRODUCTIVOS DE LAS PERSONAS CON DISCAPACIDAD

Los derechos sexuales y reproductivos que se proclamaron en 1997 en Valencia, son extensivos a las personas con alguna discapacidad/diversidad funcional, con problemas de salud mental y en situaciones de vulnerabilidad.

La Convención Internacional de Derechos de las personas con discapacidad, a partir de ahora nombraremos (CDPD) celebrada en New York en 2006 y que fue ratificada por España en abril de 2008 , constituyó un antes y un después para estas personas porque supuso el cambio del modelo médico rehabilitador que enfatiza la discapacidad como una enfermedad, por el modelo social basado en derechos, mediante el cual se legitima a estas personas y se las equipara al resto de personas con pleno derecho.
En referencia a los derechos sexuales y reproductivos, la (CDPD) tiene en cuenta el respeto de la dignidad, la autonomía individual, la libertad de tomar las propias decisiones, la independencia, la no discriminación, la inclusión plena en la sociedad, la igualdad entre los géneros y la intimidad, en relación con su sexualidad y relaciones íntimas.

Un hecho trascendente en relación a los derechos sexuales y reproductivos, fue la promulgación por el Gobierno de España, de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo , en la que se habla de la integración de la educación sexual en todos los niveles del Sistema educativo y se hacía una especial mención a la educación sexual de las personas con discapacidad y en situaciones de vulnerabilidad y el deber de formar en sexualidad en las titulaciones de salud y educación (Arts.3, 5, 6, 7, 8, 9 i 11).

El desarrollo de esta Ley, en cambio, no se llevó a cabo y han tenido que pasar 10 años para ser retomada y comenzar a redactarse la Estrategia Nacional de Salud Sexual y reproductiva con los contenidos de afectividad y sexualidad a implementar en los distintos niveles educativos.

En el año 2013 se promulga un Real Decreto Legislativo por el que se aprueba el texto refundido de la Ley general de derechos de las persones con discapacidad y de su inclusión social . Con esta nueva legislación los derechos sexuales y reproductivos de las personas con discapacidad quedan mejor establecidos y clarifican la capacidad para intervenir en la elaboración de los objetivos educativos por parte de los/las profesionales.

Por último, recientemente ha entrado en vigor la Ley 8/2021, de 2 de junio, por la que se reforma la legislación civil y procesal para el apoyo a las personas con discapacidad en el ejercicio de su capacidad jurídica . Esta ley contienemedidas de apoyo a la persona que lo precise.

Con respecto a los derechos sexuales y reproductivos es importante el papel que juegan las personas con discapacidad como titulares del derecho a la toma de sus propias decisiones, en la elección de con quien mantener relaciones, la paternidad o maternidad responsable, la denuncia de situaciones de acoso sexual, agresión o abuso y el derecho ha de ser respetadas. Cómo las anteriores leyes promulgadas con posterioridad a 2008, se trata de aplicar los derechos humanos.

Cuando se habla de educación sexual integral, simplemente es hacer aplicar los derechos sexuales de las personas, tengan o no discapacidad/diversidad funcional.

Serv. Municipales