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Salud Mental

Para la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2022) la Salud Mental es “un estado de bienestar que permite a las personas hacer frente a los momentos de estrés de la vida, desarrollar todas sus habilidades, poder aprender y trabajar adecuadamente y contribuir a la mejora de su comunidad”.

La Salud Mental incluye el bienestar emocional, psicológico y social e influye en la manera en que pensamos, sentimos, actuamos, tomamos decisiones y nos relacionamos con las demás personas y con nuestro entorno y nuestras circunstancias.

Es, por tanto, más que la simple ausencia de enfermedad y una parte importante de nuestra Salud global.

Según la OMS, una de cada cuatro personas tiene o tendrá un problema de Salud Mental a lo largo de su vida.

Aunque puede haber personas con una mayor predisposición que otras, los factores sociales, económicos, geopolíticos y ambientales (como la pérdida de un ser querido, del trabajo, guerras, etc.) pueden afectar de forma determinante en la aparición de trastornos mentales. Por tanto, todas las personas estamos expuestas a ello.

Es por ello fundamental, entender los problemas de Salud Mental como una parte de nuestra vida y una circunstancia más de la persona y no como algo que anula el resto de nuestras capacidades.

Y, sobre todo, es importante tener en cuenta que los problemas de Salud Mental se pueden tratar para lograr la recuperación o, al menos, permitir que la persona pueda tener una mayor calidad de vida.

CONTENIDOS:

1. La depresión
2. La ansiedad

1. La depresión

La depresión se caracteriza por un sentimiento de tristeza y una disminución del interés o del placer hacia las actividades que solían gustarnos. Se altera el funcionamiento normal de nuestro día a día.

En España, 1 de cada 5 niños/as y adolescentes, de entre 10 y 19 años, tiene algún trastorno de salud mental, siendo la depresión el trastorno más frecuente.

Tener síntomas depresivos durante la infancia y la adolescencia podría ser un indicador de futuros problemas mentales. Se estima que aproximadamente el 67% de los jóvenes y las jóvenes que tienen síntomas depresivos tienen más riesgo de padecer una depresión grave y ansiedad cuando sean adultos.

En algunas etapas de nuestra vida, la presión a la que nos enfrentamos puede ser muy elevada. La presión por sacar buenas notas en el instituto, conseguir entrar en la universidad, horarios que no nos permiten descansar lo suficiente ni divertirnos, miedos, sentirnos discriminados o tener privaciones a causa de la pobreza pueden provocar alteraciones importantes en nuestra salud mental.

¿CUÁLES SON LOS SÍNTOMAS DEPRESIVOS MÁS COMUNES?

Cuando estamos deprimidos son frecuentes las siguientes alteraciones:

  • Tristeza o irritabilidad. Cuando estamos deprimidos nos encontramos tristes, llorosos o irritables la mayor parte del día.
  • Alteración del sueño. En estados depresivos podemos encontrarnos con personas que duermen muy poco o que, por el contrario, duermen muchas horas. Recuerda que no tener una buena calidad del sueño debido al estrés provoca cansancio, falta de energía, dificultad para tomar decisiones, irritabilidad y puede desencadenar un estado depresivo.
  • Alteración en el peso. La tristeza y la desgana pueden llevarnos a dejarnos de alimentar correctamente. A veces se pierde peso de forma considerable. En otras ocasiones, cuando la depresión está asociada a una falta de autoestima y a la ansiedad se puede comer de forma compulsiva y provocar otras patologías y obesidad.
  • Sentimientos de inutilidad y de culpabilidad. Las personas deprimidas suelen tener fuertes sentimientos de autodesprecio, pensamientos muy críticos y culpabilidad. Se muestran retraídas, desesperanzadas y pueden pensar en la muerte y el suicidio.
  • Falta de concentración. Todo ello provoca una gran dificultad para concentrarse en las tareas de la escuela, del instituto o del trabajo. Es habitual que baje nuestro rendimiento académico o laboral.

¿QUÉ PUEDO HACER?

  • Si un/a amigo/a, tu hijo/a o tu mismo/a crees que podrías tener depresión y tienes fuertes sentimientos de tristeza, habla de ello con alguien cercano. Recuerda que sentirse escuchado/a es un primer paso. Pide ayuda a tu centro sanitario.
  • Del mismo modo, si alguna situación te preocupa especialmente o te hace sufrir, compártela. Si alguno/a de tus amigos/as te lo cuenta, muéstrale apoyo y empatía. Podéis pedir ayuda a algún adulto de vuestro entorno educativo o familiar.
  • En la medida de lo posible trata de comer de forma saludable, quedar con alguno/a de tus amigos/as, y hacer algo de deporte. Las drogas y el alcohol empeoran los síntomas depresivos.
  • Pedir ayuda es sano y los tratamientos funcionan, aunque pueden tomar algunas semanas, no son inmediatos.
  • Haz un buen uso de las redes sociales. Utilízalas para crear vínculos y conexiones positivas. Evita aquello que te entristece, no te sienta bien y afecta tu autoestima,

Todos podemos sufrir trastornos emocionales y depresión. Nuestro objetivo es promover la salud y ayudarte.

2. La ansiedad

La salud mental nos permite tener respuestas aptas al estrés normal de la vida y así poder gestionar de manera más o menos satisfactoria nuestro entorno escolar, laboral o social. 

La ansiedad es una reacción emocional normal que tenemos ante situaciones amenazantes. Pero, cuando estas reacciones se vuelven cotidianas, perturbadoras, incontrolables y persisten en el tiempo, y no nos permiten desarrollar nuestra vida de forma conveniente, es importante evaluar e identificar si tenemos una ansiedad patológica para aprender a controlarla.

Los trastornos de ansiedad se caracterizan por miedos y preocupaciones intensas que perduran en el tiempo, y que se presentan en situaciones que no representan un peligro real. Juntamente con los trastornos depresivos, los trastornos de ansiedad son patologías frecuentes en nuestra sociedad y se asocian a baja calidad de vida, y una vida social más pobre.

El origen de la ansiedad es compleja. Pueden existir factores como el componente genético, así como los factores estresantes y/o traumáticos que acontecen en la vida de una persona.

La ansiedad tendría 3 aspectos: el cognitivo, el fisiológico y el motor:

  • El cognitivo hace referencia a los pensamientos, preocupaciones recurrentes o expectativas de futuro que nos llevan a imaginar los peores escenarios ante la situación que nos preocupa. Ello hace acrecentar aún más nuestra inseguridad y malestar.
  • El aspecto fisiológico se refiere a la alteración de las respuestas físicas de nuestro cuerpo cuando aparece el estímulo o la situación que nos produce ansiedad. Por ejemplo: la tensión muscular, sudoración, taquicardias, sequedad de la boca o dolor de estómago, entre otros.
  • El aspecto motor es lo que hacemos cuando tenemos estas situaciones de ansiedad. Cómo nos comportamos: fumar, no podemos estar quietos o quietas, tartamudeamos, llamamos a alguien de manera insistente… también hace referencia a la evitación, es decir, hacemos lo posible para evitar la situación.

Las estrategias para disminuir la ansiedad van dirigidas a entender estos mecanismos y a la vez aprender a regularlos. 

Hay algunos comportamientos que te pueden ser de ayuda: 

  • Reflexiona e intenta observarte para entender el origen de tu ansiedad. A veces lo podemos solucionar, o cambiar; si no es así, se puede trabajar el aspecto cognitivo y aprender a vivirlo de otra forma.
  • Intenta tener objetivos en tu vida, de manera que puedas dedicar tu tiempo a cosas que te hagan ilusión y la mente esté ocupada en aspectos que no sean tus síntomas ansiosos y tus miedos.
  • Practica ejercicio físico de manera frecuente porque te ayudará a descansar y sentirte mejor, tanto física como mentalmente. 
  • Recuerda que la respiración lenta, profunda y controlada es una forma de enfocar tu atención y bajar la sobre activación fisiológica que provoca la ansiedad.
  • Intenta no exigirte de manera excesiva, o querer contentar a los demás de manera que te genere malestar. Observa cuántos de tus comportamientos nacen de algo que tú quieres de verdad, y cuántos de un sentimiento de obligación hacia los demás. Aprende a poner límites si es necesario.
  • Tener una vida social agradable influye directamente en nuestra calidad de vida. Charlar, reir con personas de confianza y poder expresarte de manera íntima y libre es muy reconfortante para nuestra salud mental.

La ansiedad es muy incómoda, pero hay estrategias que tienen probada eficacia. Si percibes que tu ansiedad se ha descontrolado, y que no sabes cómo manejarla, habla con una persona especializada que te podrá ayudar. 

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